Sin más abrí mis ojos y ahí estaba ella con sus brazos abierto, los ojos llorosos y un enorme sonrisa, pero no estaba sola, también toda mi familia y en un abrir y cerrar de ojos me encontraba yo rodeada de todos ellos, como si la oveja hubiese regresado a su rebaño.
Desde ese entonces siento paz en mi corazón, recordé que lo maravilloso de la vida esta en las pequeñas cosas, una pequeña llamada, un abrazo, una sonrisa, una mirada agradable, un atardecer, una canción, tal vez estaba esperando demasiado de la persona equivocada o simplemente estaba esperando demasiado de mi, de la vida.
Seamos felices con las pequeñas cosas y aprovechemos a nuestra familia, al final serán ellos quienes estén contigo pase lo que pase.